Los últimos exploradores

La segunda mitad del siglo XVIII fue testigo de un gran desarrollo de los viajes de descubrimiento geográfico. Junto con la motivación económica, la ambición de poder o, incluso, la evangelización de los no cristianos, surgieron nuevas metas derivadas del descubrimiento en sí mismo: la sed de aventura y la atracción por las culturas exóticas. Así se inició la exploración de las islas del Pacífico y la compleja tarea de cartografiar las regiones ignotas de los continentes americano, asiático y africano. La nueva coyuntura requería de personajes con iniciativa y voluntad de llegar al fin del mundo. Sin duda, el primero en encarnar este nuevo prototipo de ´descubridor´ fue James Cook, pionero de los viajes de exploración. Muchos otros siguieron el camino trazado por Cook y fue tal el avance de estos nuevos cartógrafos que, en la segunda mitad del siglo XIX, los enigmas geográficos del mundo ya habían sido descubiertos en su práctica totalidad. Tan solo quedaba por lograr la conquista de los Polos, de ahí que la batalla por ser el primero en pisarlos fuera feroz.