Parásito de Mórtrex

Los alienígenas y mutantes fueron erradicados de los mundos en los que fueron hallados para que pudieran ser repoblados por colonos imperiales. Cuando se descubrieron civilizaciones humanas lejanas, se las incorporó al Imperium, ya fuera por medio de la diplomacia o por la fuerza de las armas. Todas se vieron obligadas a reconocer la autoridad del Emperador, y las que se resistieron se enfrentaron a todo el poder del formidable ejército del Imperium. Bajo el liderazgo del Emperador y sus hijos genéticos, los sobrehumanos Primarcas, la Gran Cruzada expandió los límites del espacio humano como nunca antes ni después.

Los tecnológicamente avanzados Rangda fueron exterminados en el norte galáctico mediante una serie de guerras brutales, mientras que los rátidos Hrud fueron expulsados de muchos mundos, y el imperio orko de Urrlak Urg fue aplastado en el sistema Ullanor. Parecía que ésta iba a ser una edad dorada de la humanidad y que nadie podría desafiar el dominio del Imperium. Sin embargo, en pleno apogeo de la cruzada, la gran obra del Emperador iba a ser deshecha, no por una fuerza externa, sino por una traición interna.