3 Kópteroz (parte 2 de 2)

Todos los Orkos tienen astucia y brutalidad. Quienes se inclinan más por la astucia no son menos peligrosos por ello, y simplemente la usan para buscar más oportunidades de ser brutales. Unos optan por usar su astucia directamente en el campo de batalla, empleando maniobras furtivas y estratagemas. Otros emplean su don para la maldad ingeniosa creando y manteniendo nuevos horrores que despliegan contra sus enemigos. Esta astucia es tan variada como la interferencia psíquica, la invención mecánica o la experimentación biológica. Al aliarse con sus primos más brutales, forman una fuerza integral que representa un serio peligro para todo el que se interponga en su camino.

En el fragor de la guerra, el sonido del combate cuerpo a cuerpo resuena en los campos de batalla. El rugido de los vehículos responde a las espadas sierra. Las espadas chirrían al deslizarse sobre las armaduras, el crepitar de las armas de energía inunda el aire y los golpes de garrotes y martillos resuenan sobre la cacofonía. Antes de que las tropas se lancen a luchar, las explosiones rugen cuando las granadas detonan entre la masa de combatientes y las cargas destruyen los obstáculos. Aunque todos los ejércitos dependen de las armas de combate cuerpo a cuerpo, su construcción y efectividad varía enormemente. Los guerreros de unas facciones empuñan una especie de garrotes primitivos, mientras que otros portan armas de poder arcano o brillantez tecnológica. Los explosivos no son menos diversos, y los ejércitos llevan de todo, desde cargas explosivas básicas con encendido por mecha hasta municiones avanzadas que estallan en letales conflagraciones de plasma, o peores.