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Enfrentarse a los Orkos en batalla es luchar contra una avalancha hostil. Grandes máquinas de guerra expulsan vapores y humos fétidos. Resuenan gritos de guerra estremecedores. Máquinas de muerte avanzan con estrépito. Todos sus esfuerzos y recursos los destinan a la violencia, la destrucción y a una brutalidad avasalladora. Los Orkos son temidos por su brutalidad. Muchos enemigos han subestimado su agresividad, y pocos han sobrevivido para contarlo. Ante la más mínima oportunidad y, a menudo sin provocación alguna, una horda orka se lanza con todas sus fuerzas contra el enemigo, gritando, berreando y destrozando hasta el final de la batalla.

A los Orkos no les motiva la supervivencia, sino entrar en acción. Sin embargo, incluso los Orkos más brutales poseen astucia. A veces, un poco de planificación les da la oportunidad de ser aún más brutales. Ese es el tipo de proeza que atrae incluso a los combatientes más entusiastas.